La Nueva poesía de Rafael R. Vidal (†)

 

            Nuestro primer encuentro con la “Nueva Poesía” de Rafael R. Vidal tuvo lugar allá por el año 1997. Su hijo, Otto R. Viamonte nos envió, para ser insertado en una de nuestras primeras antologías, “Sin linderos ni arrabales, hacia el siglo XXI”, el poema “Quiero ser rosa” Opus 44, dedicado por el poeta a su hija Ruth, y que forma parte de este volumen que hoy presentamos.

             Independientemente de la belleza formal y del dominio poético demostrado por su autor, nos impresionó sobremanera la ternura acendrada que rezuma cada verso y el tratamiento del tema elegido para estos catorce cuartetos que introducen un relato infantil aparentemente trivial. Sólo que éste se va transformando paulatinamente en filosófica disertación sobre la belleza y el amor:

                                            ...es la belleza frágil que se mustia

                            al contacto del vientre de la tierra,

                            el mensaje de Dios, y de su angustia

                            por nos, y del amor que en él se encierra;

             “El jardín de las revelaciones”, publicado en Cuba por vez primera en 1937 y en España en 1999 por Calíope, es “hors d’œuvre” poético -manjar de gourmet- con el que el poeta nos prepara el paladar y nos acusa el apetito: queremos más.

            “Las sinfonías de las campanas”, que vio la luz en Cuba en 1938 y de nuevo en España en 2002 , sería -quizá- osadía si no fuera porque el profundo lirismo de su autor eleva este poemario a la categoría de intrínseco tratado filosófico en el que las campanas -bronces-, testifican, interpretándolos y explicándolos, sobre los hechos humanos. Y de su mano vamos, apercibiéndonos de insospechados matices e inesperadas sensaciones poético-melódicas, porque:

                        ...”musitan misereres y pregonan hosannas,

                    saben de la firmeza de su macizo trono,

                    y con ritmo y cadencia, y con compás y tono,

                    todos los sentimientos expresan las campanas”. 

             Y ahora, a través de sus “Voces varias e íntimas”, Vidal nos apresa nuevamente con el hermoso sortilegio de su numen poético.

                        ¡Con qué hermosa y madura sencillez nos recuerda que!..

                    “Son las flores, misterios y las mañanas, gemas;

                    las mariposas, sueños y los cantos, emblemas;

                    las abejas, destellos; los caracoles, dramas;

                    las aves son orquestas; los vientos, oriflamas;

                    son símbolos las palmas; las montañas, poemas;

                    los jardines son gamas;

                    los pinos son diademas

                    y los poetas, llamas”.

             En la parte primera de este poemario, sus “Voces varias” se pasean con natural autoridad por temas tan disímiles como la descripción bucólica de una mañana de primavera, un cuadro o un día de playa; la disertación intimista sobre la esencia del bien, de la vida y de la muerte; el desahogo subjetivo y personal de sus propios sentimientos, dudas y certidumbres o el recuerdo votivo del poeta-hombre que tanto influyó en su concepción de la poesía: José Martí:

                         “Martí nuestro que estás olvidado,

                    que te ves falsamente invocado

                    por el verbo de tanto menguado

                    que disfraza al voraz mercader;

                    Martí nuestro que estás lastimado,

                    ofendido, herido, injuriado;

                    con la carga de tanto pecado,

                    ¿nos podrá tu bondad absolver?”

             Mención inexcusable, su “Oración al dolor”. El poeta lo exalta, aceptando como corolario inevitable que dolor es la tasa preceptiva que estipula el disfrute de la vida, cuando dice:

                        “Bendito seas, dolor. Eres sagrado.

                    Proclaman que eres negro, y me has iluminado;

                    me dicen que doblegas, y tú me has levantado;

                    difunden que encadenas, y tú me has liberado;”...

             Las “Voces íntimas” son un conjunto de treinta y dos composiciones en que, como en los “Versos sencillos” de Martí, el autor se explaya en confesiones y monólogos íntimos, ora totalmente subjetivos, ora descriptivos, ora sentenciosos y definitorios. ¡No en balde las titula “Homenaje a Martí”!

             En definitiva, podemos decir sin temor a equivocarnos que “Voces varias e íntimas” nos acerca al hombre que palpita en el poeta al tiempo que nos permite recrearnos en la melódica técnica versificadora del poeta que al hombre anima.           

             De Vidal, de su concepción de la poesía, que él estima debe ir estrecha e indisolublemente ligada a la música, podríamos destacar su fácil manejo de la rima consonante perfecta y su aparente desprecio por la igualdad en la división de sus estrofas, que obedecen más a la estructura del pensamiento que a la clasificación académica. Y debemos, en bien de la honestidad, subrayar que la poesía de Vidal, como el poeta mismo, no son susceptibles de encasillamiento ni catalogación porque su original estilo poético es nuevo, por diferente; novedoso, por auténtico y novel, por original. Es, pues, obligado que, para apreciarle en lo que vale, sentemos la premisa de aceptarle cual es, sin comparaciones inútiles o imposibles.

Leer al poeta con su frescura y su sencillez; con su personalísima verdad; con su convencimiento de que la belleza, la verdad, el amor y la poesía son inmarcesibles, será como abrirle las puertas de nuestro intelecto y permitirle colarse de rondón en nuestro corazón y gratificar, imbuyéndolo, nuestro almario poético.

Nos gozamos en anunciar que dos nuevos tomos de sus obras están a punto de ver la luz: "Sinfonía de la primavera" y "Sinfonía a Mozart". Dos hermosas obras poético-musicales que recomendamos a los amantes de la hermosura.

Eliana Onetti

 

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